El desafío de la sociedad democrática moderna es alcanzar crecientes niveles de mejora sin caer en los populismos extremos que pueden terminar en regímenes autoritarios o peor aún totalitarios.
Decía Karl Popper en su libro “La sociedad abierta y sus enemigos”, que la insatisfacción de muchos intelectuales frente a un mundo tan alejado de los ideales morales y sueños de perfección, que no se acerca nuestra permanente aspiración a una sociedad ideal y llena de virtudes cívicas, la popularidad de las ideas totalitarias es nuestra permanente aspiración a una sociedad ideal y llena de virtudes cívicas. El desafío de la sociedad democrática moderna es alcanzar crecientes niveles de mejora sin caer en los populismos extremos que pueden terminar en regímenes autoritarios o peor aún totalitarios.
El diputado Mirosevic ha manifestado en una entrevista en La Tercera que tenemos que salir del sistema “sálvense quien pueda”. Su diagnóstico es que Chile pide más seguridad social e igualdad de condiciones en ciertos espacios de la vida en común. La solución comúnmente propuesta por personas que trabajan dentro del estado es aumentar la injerencia de este en nuestras vidas, haciendo crecer el estado a costa de los contribuyentes y sin pensar mucho en la efectividad de ese gasto. ¿Qué tal si inspirados por las ideas liberales, ponemos en manos de la gente los recursos para que ellos lo administren como estimen conveniente? Queremos una sociedad empoderada y no una sociedad “domesticada” por el Estado, como lo vemos en algunos países vecinos.
Cristián Rubio Adriasola, Director de Chilesuma
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